Se me agita el corazón conmovido
por el antojo de un sueño que atesoro;
Asomarme a tu ventana es mi delirio.
Cuando la blanca alborada yo avizore,
me volveré destellos de luz y de oro
y me decantaré como alondra refulgente
Como ilusorio resplandor me filtraré
por las ebrias ventanas de tu alcoba.
Cual blanca aureola en tu cama posaré.
Entibiaré tu alma de soledad sumergida.
Acariciaré tu rostro con suave quietud.
Abrigaré tu cuerpo con el fulgor del nuevo día.
¡Amor! Seré suerte de sagrado sol furtivo.
Calmaré mis ansias con apasionadas caricias.
Te entregaré mi fuego, con sumo desquicio.
Y como seré destellos de luz del gran Sol,
cuando las sombras del ocaso me arropen,
llorosa partiré con amarga sensación
A ocultarme en el corazón de la noche.
Mañana, si abres con la aurora, tus postigos
llegaré con vagas rimas a versar mi delirio
al compás de estos versos de sueños ungidos.
nelly h
02/02/17
Argentina