Duermo junto a los muertos
y su corazón calmo,
duermo en los sigilos de la noche
y los demonios de lo oscuro,
duermo con la piel fría
sin existencia.
Duermo en las orillas frías
de la cama,
duermo en el vacío del pensamiento,
me duermo...
en los sueños turbulentos
de mi mente.
Duermo bajo un techo lejano
llena de gritos ahogados;
vengo de las profundidades
del suelo húmedo,
con el cuerpo húmedo,
con la ropa mojada.
Bajo los sollozos de la luna
y los gemidos de la soledad
duermo,
sin respiración
duerme mi cuerpo calmo
sin el peso del amor.
Antonia Camargo.