Que noches de soledad acompañada
por los suspiros que gritaban su nombre,
que tristes sus lamentos
pidiéndole verlo o escucharle.
Cuando no se daba cuenta de su tristeza
esa que clama y que implora y que sufre,
y escondida siempre moriría sin nombre.
Hoy muere a la vida por su ausencia
y se resiste a perder su dicha,
dicha que tiene condiciones
a vivir en la oscuridad del día.
De su necesidad nunca se dio cuenta
del dolor de esperar, esperar y esperar,
pero el piensa que ella es la culpable
nunca pensó que el dolor,
ya de antes consumía su vida.....difícil
dejar de amarle