Murmura un canto de lluvia en mis labios,
hay un olor de manzana en los dedos
que quieren desnudar tu piel de bruma.
Es una trova que se enreda en los cabellos,
como un fuego de campo de amapolas,
o un vuelo que galopa hacia tu tarde.
Dulcemente, asoma un rubor de naranja sanguina,
imagino cómo serán tus ojos cuando roban sonrisas,
y se me ocurre que tu pecho son magnolias.
Luego te rozo, siempre antes de que amanezca,
poso un beso en tu sien y salgo corriendo como gacela
para no despertarte y que se haga añicos este sueño de azúcar.