“Entendí que el amor fue gloria vana
y escuetos los suspiros terrenales.
Amaneció la pálida mañana
absorta de sus cánticos frugales;
perdida mi deidad a hora temprana,
en el cielo, plasmando sus anales,
víndicos llevarán en sus escritos
la labor de la tierra con sus ritos.”
Hasta donde la vista llega ciega
entre agua dulce, clara y postrimera,
donde el último rayo rojo entrega
la razón de pisar florida estera.
Llega en vapor de estela quien me lega
el único resquicio de la tierra:
entre coloratura y los esmeros
donde anclé tus insignias a mis fueros.
En la noche perdida en soledad,
llorando a la tristeza sostenida,
velo perdida aquella sobriedad,
taciturna y de besos suprimida.
Tu vestido florido y seriedad,
de tus ojos buscaba la salida
a la incredulidad o desengaño,
pero más suavidad de par extraño.