Déjame soñar que soy un árbol,
un gran baobab,
aunque sólo sea una brizna de hierba
creciendo en la inmensidad
Déjame creer por un momento que toco el cielo
con las yemas de mis dedos.
Déjame pensar que no habrá viento
que me pueda doblegar en el intento.
Déjame soñar, creer, pensar... llegar.