Para quienes viven,
y respiran el aire de la voluntad,
Para quienes caminan y sonríen,
y dejan huella al andar.
No es sino su espíritu
envuelto, en un aire singular,
No es sino el peso de una pluma,
o el vaivén del mar.
El que mece sus existencias,
Que los llama a ser y estar.
En las estancias de la tierra,
...Semillas como brotes de humildad...
Aún quedan guerreros, nobles,
valientes, con esencia de dar.