Déjame cuidarte como una flor.
Déjame sembrar esta semilla
pues es nuestra curiosidad,
resulta toda una maravilla,
a pesar de la adversidad.
Déjame ser quien te riegue,
tus delicadas hojas verdes
y seré yo quien te entregue,
el amor con el que concuerdes.
Déjame cuidar tus botones,
me alegra ver como floreces;
superaremos las aflicciones,
la vida nos pagará con creces.
Déjame tus pétalos acariciar,
y solo respiraré tu aroma;
mis caricias sabes muy bien apreciar
y entre mis brazos te me desplomas.
Déjame amarte todos los días,
ya no serás flor, sino mi jardín
y cosechar nuestras alegrías,
espera y verás que no existe fin.
Fher.
(Todos los derechos reservados por el autor)