Sentimientos y emociones. ¡Por supuesto! hay momentos de momentos, a cualquier hora, pero el momento màs sabroso es el momento mañanero, tiene la magia y color, ademàs el placer de ser el primero, antes de que la faena surja, nos saque del embeleso, nos quedemos con los crespos hechos, y algunos con el pelo tieso.
¡No! no es lo que estaìs pensando...
Cada dìa muy temprano, yo camino, salgo de paseo despacito, medito y pienso, llevando a mi pequeña en su coche, el clima perfecto, suave y fresco, invita a soñar, al cielo a mirar y me dirijo hacia el lago presurosa, a disfrutar la natura que brinda su màgico encanto en el esplendor de su flora, y de su fauna y asì, recibo la energìa universal, aliviando mi alma providencial.
Esta mañana me acariciaba la brisa, las palmeras se mecìan danzando el canto de los pàjaros, que el viento traìa de lejos y en los cielos se pintaban arreboles del amanecer, dìa lindo cuando el caminar es un deleite y por eso mi relato les brindo, imagínense que soy un duende. Voy tarareando canciones que voy inventando para mi pequeña princesa, que tambièn se embelesa en la naturaleza y su llanto calma porque la madre apurada se fue a cumplir su diaria labor.
Hoy nos sale al encuentro Doña pata, con cinco patitos siguiendo sus pasos, y recordè aquel cuento mientras les fui colocando nombres, Doña Pata madre, Pata, Peta, Pita, Pota y a la ùltima le cambiè el nombre, le llame Hemenegilda, en lugar de terminar el corrido silabario, con ese nombre de puta madre.
Bueno, jejeje! disculpen mi osadìa, al fin y al cabo son maduros los que me leen en este portal y de palabras impropias tenemos todos un vergel, junto a las de uso propio, cual rosario de cuentas rotas.
Llegamos al borde del lago azul turquesa, donde aprecio la quietud, se respira paz, digo... se respiraba porque de pronto se interrumpe con un graznido extraño, y volteo a mirar, es un señor pato ardientemente copulando con su elegida del dìa, jeje! sonreì y pensè; Oh! un buen macho en acciòn, mientras la niña señalaba y decìa Cuàc, cuàc, y yo le repliquè con otro cuàc, cuàc. Luego se sacudiò, estirò sus patas y batiendo sus alas volando se fuè. Quedaba la pata estremecida, caminando lenta entre la hierba hurgando alimento, buscando semillas, y yo mirè el reloj, ya era hora de darle el alimento a la niña y me dispuse a regresar a los quehaceres del hogar, e iba meditando en las diversas formas, de como nos enseña su amor la perfecta creaciòn.
MI mejor momento mañanero y al parecer del pato tambièn. Espero les haya gustado mi relato matinal y tal vez mañana muy temprano, ustedes tambièn lo puedan recordar.
Raquelinamor
Miami 2017-14