A veces, al estar entre este silencio
Me hundo en ese recuerdo del ayer
Cuando yo disfrutaba aquel placer
Del calor de tu cuerpo y de tus besos;
Será que aquel amor aún sigue preso
Que jamás de mi lado algo se fue,
Que contigo por siempre me quedé
Del calor de tu piel loco y obseso:
Sin embargo tu esencia la perdí,
Me quedé con la sed de lo vivido
Fue culpable el anhelo que sentí,
Fue culpable ese cruel y duro sino:
Mal verdugo el destino que viví:
Entregarme un Edén que ya he perdido...
Sí, disfruta lo que tu abandono me ha dejado.
Una simple soledad
donde no me queda otra cosa sino
escribir;
Acepto mi error, tú no eres la culpable,
Yo cometí una grave tontería:
Darle mi amor a quien nada merecía.
Estas lágrimas son leve castigo,
Este insomnio que no me abandona,
Este rostro demacrado,
Este poco apetito,
Son leves, muy leves castigos,
Ante el grave error cometido.
Algún día, en algún lugar,
Hallarás lo que yo encontré contigo,
Pido a Dios que no te abandone
Y te deje en la soledad,
Como tú lo hiciste conmigo;
Porque si lo hace, entenderás
Todo el daño que me hiciste,
Y que todavía haces
Con tu lacerante ausencia.
Entenderás que cuando uno ama
Todo lo acepta, todo lo entrega,
Sin ninguna condición;
Todo lo da por ese ser amado,
En quien no se ve error,
A quien todo se perdona
Y para todo se complace;
Sí, así yo te amé,
Así todavía te amo
Así te amaré hasta el último de mis días;
Sí, porque a pesar de todo lo que me has hecho
Siempre seguiré siendo tuyo...
Tú siempre estarás a mi lado, dentro de mi corazón; sin ti
nada importa, aceptaré lo que venga, porque tú y sólo tú
eras todo para mí...