Noches de insomnio pensando en tu partida
hacen de este desvelo, una triste poesía.
Aún no te marchas y ya siento que me faltas,
sigue nuestra aventura pero ya siento la triste fortuna,
que tu ausencia dejará en mi alma, como una tortura.
¿Qué puedo hacer para evitar tu despedida?
si ya creo ver tu mano haciendo una señal, que marca tu ida.
Serán los momentos junto a ti, los que me enseñarán a seguir,
serán las alegrías que compartí las que me impulsarán a vivir.
Y aunque no vuelvas, y aunque me olvides,
yo estaré esperando aquí, escribiendo cualquier verso,
contando fantasías, esperando que aún me cuides
como lo hacías cuando me colgabas algún beso.