Felipe Espilez Murciano

Ángeles dormidos

Hay días de ángeles dormidos,

con unas alas transparentes de olvido.

 

Esos días en que a la vida la desahucian de crisantemos,

en que a las macetas les duele su arcilla de invierno.

 

Esos días en que el aire transpira recuerdos malvas,

que los silencios se esconden detrás de las magnolias.

 

Esos días en que la lluvia se amortaja en una nube callada,

cuando las fuentes parecen que están llorando agua.

 

Hay días de ángeles dormidos,

de ángeles desalados y sin suspiros.

 

Esos días de fiebre de geranios sin remedio,

de aromas encarcelados con barrotes de miedo.

 

Esos días que te echo tanto de menos que me duele la frente,

que me duele tu costado y la sangre de tu sangre.

 

Esos días en que lloras sin que nadie te vea

y luego finges una sonrisa, aunque nadie se la crea.

 

Aunque nadie se la crea,

una sonrisa de melancolía y cera.