LAS PRIMERAS FLORES BLANCAS en el árbol
pequeñas, todavía escasas,
sobre las ramas oscuras y fuertes
revelan al mundo la improbable apariencia
de su extraña armonía, desafían
la proporción y el orden cotidiano.
Un grito al mundo dislocado
con la urgencia de lo perecedero,
lo que ya va cejando mientras quiere
ser, brote a brote, la belleza canónica,
la inminente floración cumplida.