Pasaba el día sentada, en esa ventana
sus manos tomadas entre si
quizá fuesen…, eso que no tenía
los ojos fijados en la nada
parecían ajenos a la realidad.
Sus recuerdos, quién pudiera saberlos
es posible que de moza
esas manos tomaran otras
que por audaces, debiera detener
y esos ojos ya grises y opacos
reflejaron miradas jóvenes
y preludios de besos apasionados.
La anciana en la ventana
hace tiempo nos dejó
vive en sus recuerdos
donde joven y bella
comenzaba a conocer
el amor
sus manos entrelazadas
y la mirada
quién sabe dónde.