La noche entra por la ventana
y hacía mí llega el aroma
De tu piel a jabón.
Desnudas tu cuerpo,
que luce como ajorca
recién de fragua, presurosa.
Sin que tu voz me llegue
pronuncian tus labios,
y yo, sabiendo la espera impaciente
sigo la sonrisa a tus ojos.
Es tu ser un lenguaje
donde están todos los acentos
y el exacto verbo,
Y derramas el poema
con la ventana como cómplice.
Se mezcla el jabón entre los ecos,
visitado por el silencio de las caricias,
y al aroma de fresa y fresa
La noche nos ama
como queriendo
que no llegue el rocío.
Tu ser... el mío,
y la paz que dan las sábanas mojadas.