Si mis sueños quisieran tomar aposento,
desvelar la quietud que presagia distancias
que en mí reconocen heredados gestos,
tal vez yo pudiera volver a tu boca
y rozar con mi aliento ese instante tan tuyo
donde, a un solo latido,
encadenabas la noche y el fuego.
Más de aquellas mareas
ahora solo quedan arenas olvidadas
y el diezmo de entorchadas heridas
iluminadas de todos los vientos.
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