Los jinetes negros
de la soledad y el dolor
se hacen presentes ante mi
destrozándome el corazón
y devorándose mi alma,
yo cual sombi
representante
de la muerte viva,
invoco en la oscuridad
de la noche muda y fría
tu nombre,
para que al menos gritándolo
ahuyente a los demonios
que no puedo ver
he invoque a aquellos
que me son visibles,
solo así sabré
que jamás te fuiste
y que sigues prisionera
en mi inmortalidad maldita.