RECUERDOS DE NIÑEZ
Recuerdos de la infancia
asaltando de nuevo mi memoria,
del tiempo en la distancia,
como una sutil noria,
girando del abismo hasta la gloria.
De niños en la calle,
inequívoca escuela de la infancia,
practicando, al detalle,
valores de importancia
como son amistad y tolerancia.
Con juegos inocentes,
pero jugados todos en cuadrilla;
al escondite, al tente,
la trompa, el pilla-pilla,
a chapas o jugando con arcilla.
Jugando al chorro-morro,
a canicas con bolas de gaseosa,
a pegarse manporros,
o a cualquier otra cosa
salida de una mentes fantasiosa.
Recuerdos de merienda;
nata en el pan o pan con chocolate
y vuelta a la contienda,
recuerdos del tomate
en calcetines verdes o granates.
De ropas equis- ele,
con medras, para varias temporadas,
de inicios de la tele,
de casas atestadas,
de “chapas” con carbones calentadas.
De aldabas y repiques,
de hincarse de rodillas con el viático,
de alcaldes y caciques,
de obreros carismáticos,
de revueltas y paros enigmáticos.
De escuela de postguerra
con “Cara al sol” y brazo levantado,
de juegos con la tierra,
de escolares sobados,
de chivatos, de niños golpeados.
De contarnos la Historia
adaptada al sentir del vencedor,
de malte y achicoria,
de aquel primer amor,
de aquel beso robado con candor.
Pizarra y pizarrín,
de pupitre y olor a tinta china,
billar y futbolín,
del hinque y tirachinas,
de domingo y peseta de propina.
Recuerdos imborrables
de una infancia vivida intensamente,
de juegos incansables,
barullos en la mente
pero con alegría permanente.
Recuerdos de una vida
escasa de juguetes y artilugios,
pero muy bien surtida
de idea y subterfugio,
de la imaginación y del efugio.
Febrero de 2017
Jose Cruz Sainz Alvarez