Hay amores que cuando los llamas
no vienen,
hay amores que perdieron sus alas
de septiembre.
Que llegaron a un otoño equivocado
y que se hicieron marrones para siempre,
que ocupan un lugar en el costado
con un brillo en sus ojos y una sombra en su frente.
Hay amores que tienen historia propia
y que se acuerdan de lo que olvidó tu memoria.
Y cuando lloras y no sabes por qué
son esos amores los que lloran,
aunque tú nos los oyes... ni los ves.