Yo amaba firmemente el sutil canto
que la noche ofrecía en el momento
en que azules estrellas con encanto
a ansias juveniles daba aliento.
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Se apagaba el silencio con los trinos
que provocaba el raudo movimiento
del viento que entre ramas de los pinos
desataba pasión sin miramientos.
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Luego cantó la aurora que corría
entre verdes montañas sus fulgores
quitando los pesares que sufría
esta alma ya madura con dolores.
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Hoy a la noche debo pleitesías
porque volvió a calmar mis sentimientos
con su luna me inspira poesías
que resaltan curiosas mis talentos
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