Llueven de mis ojos
gotas diáfanas
que cubren mi cara .
Son espinas llenas de penas, frustraciones y traumas
que se clavan en mi alma
y su rocío riega las flores del dolor.
Llorando me desahogo,
expulso todos mis tormentos.
Y aunque note los pinchazos de los alfileres,
riego mi alma con un nuevo bálsamo
que me alivia las nostalgias.
En este gesto es donde se descubren los buenos amigos
que son los que siempre te acompañan en tus llantos
y en tus momentos de apuro.