La luna ama al Sol. Pero el Sol ama a cada ser que existe en la tierra, a los cuales les da vida; en cada día el Sol recorre la tierra, mientras la hermosa Luna lo persigue para poder admirarlo y en consecuencia amarlo más.
Pero el Sol sólo puede girar para amar a sus hijos terrenales; la Luna sólo recibe, gracias a su inagotable lucha, una pequeña cantidad de luz de su amado y en un acto de bondad refleja esa luz a la tierra para que los hijos del sol no se pierdan en la oscura noche.