Te pienso si eres la horna de mi deseo,
cuando las miradas son arcos sin cuerda
y las sonrisas son flechas sin punta,
cuando tartamudo te robo un secreto
y trotamundos recorro en vano tu cuerpo.
Mi corazón, que es brasa sin tener fuego,
pretende desertar, dándose a la fuga
cuando ve una cara sin pintura
y unas piernas con paso ligero
debajo de una falda rojo infierno.