Un aire engalanado
se engalana...
y destila mi sueño
de oro fatuo,
desbroza...
el surco de mi herida,
de pálidas y lánguidas
palomas,
surca el crepúsculo
de su ausencia...
cual si fuese
sutil enredadera,
vistiendo el alma
de la espera...
de homéricos
y expléndidos aromas.