No he llegado a este bello día
Quizás de los nuestros el más remoto
No he llegado aquí con el corazón roto
Ni con el alma deseando lejía.
No es el sufrir agónico, vida mía
Quien será el juez de nuestro amor
No será el tormentoso dolor
Quien dé por terminados sus días
Ni mucho menos las palabras sombrías
O las frases punzantes que se infieran
Y pretendan como famélicas fieras
Devorar toda nuestra dulce alegría
No es en vano mi amor entregado
ni la huella en tu corazón plantada
ni las dolorosas lágrimas derramadas
simples recuerdos en el fondo dejados.
Es el mismo amor abandonado
Quien podría solo ponerse fin
Si encontrara aquellos sin
Deseos de verlo cultivado.
Por eso te juro mi diosa humana
Que nuestro amor duramente concebido
Nunca se convertirá en un suspiro
Ni se perderá entre las sabanas
Estará para siempre a los dos unido
Y se presenciará en las miradas
que al despertar de cada mañana
Nos daremos en la misma cama.
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