Marta, una anciana de ochenta y dos años nunca salia de casa por no tener que bajar las escaleras . Temía caerse rodando y romperse la cadera como la sucedió hace dos años. También sufría de pérdida de memoria y cuando salía a la calle se desorientaba y era incapaz de localizar la calle en la que se encontraba . Los semáforos le parecían complicados porque no entendía bien el color de sus luces.
Nunca salia de vacaciones porque temía padecer un accidente de tráfico y al ver coches, trenes o aviones se horrorizaba.
Vivía sola en su casa y notaba día tras día un progresivo deterioro de su salud física y de su capacidad mental. Se sentía muy sola y abandonada y uno de sus mayores temores era perder el conocimiento y caerse muerta en su piso.