I
Coincidimos yo y mi yo
en la quietud
de nuestras circunstancias,
cuando el entorno se cierra
a la libertad de ser
de estar y pensar,
cuando nuestro actuar se simula
en una sóla pieza
del tablero de ajedrez,
cuando las oportunidades
nos resultan inventos
de fantasía oportunista,
cuando imaginamos
el fin de la trama
antes, del fin de la escena,
cuando imponemos las reglas
del juego que se juega sólo
en nuestra maqueta,
cuando se forma el lenguaje
repitiendo el discurso
de nuestro único verbo,
cuando el universo
se encuentra repleto
de nuestra soledad,
cuando compartimos
nuestra vianda, sólos
con Narciso,
cuando somos tiranos
de nuestros sentidos
y nuestra consciencia,
cuando amamos tan solo
la imagen viva
de nuestra imaginación,
cuando la Musa
únicamente proyecta
la imagen del espejo,
cuando los recados
nos son transmitidos
sin firma legible,
cuando el horizonte
termina en el confín
de nuestra frustración,
cuando la sorpresa
resulta un recurso
del protocolo,
cuando el prójimo
es imagen nuestra:
yo y mi yo coincidimos.
II
Él y yo nos enfrentamos
sin previo aviso
y a la luz de nadie,
en el universo binario
caparazón cerebral
que nos mantiene juntos,
en símiles
que se tornan
paranoia de la consciencia,
en recados
del más allá
que interrumpen la percepción,
en el instante anterior
al espontáneo y libre
gesto de coraje,
en torno al intruso
sorpresivo vacío
que sacude mi ego,
en el momento
que el inconsciente
se vuelve incontrolable,
en la búsqueda
del interlocutor
que nos rinda mutua pleitesía,
en los descuidos
de la sensibilidad
y del humor,
en respuesta
a la alta concentración
de su confianza,
en tanto sigan existiendo
fallas y errores
en mi lenguaje,
en el encuentro
inevitablemente real
de una soberbia superior,
en razón directa
de una torpeza
genéticamente reflexiva,
en correcciones inaplazables
que restauren el mimetismo
que une el pensamiento y su objeto,
en carruajes etéreos
bruscamente desaparecidos
por una burocrática palabra,
en el límite
del esfuerzo físico:
yo y mi yo nos enfrentamos.
III
Ni yo y mi yo dialogamos
mas que en los sorites,
mas que en la necesidad,
mas que racionalmente,
mas que resucitándonos,
mas que sin intención,
mas que cuando creamos,
mas que reconsiderando el método,
mas que desdeñando al prójimo,
mas que intuitívamente,
mas que recordando,
mas que con nosotros,
mas que descubriendo palabras,
mas que renovando el universo,
mas que derramando una lágrima,
mas que dialécticamente
coincidiendo y enfrentándonos.