Todos tenemos una primavera,
un pincel de vida en nuestras manos
para pintar un mar o una melodía en nuestro corazón.
No existe camino sin andar,
ni huella como guía…
y en el fin de esa senda
poder despertar de nuevo,
sin importar el olvido…
aún cuando dos silencios se conviertan en brisa
sin permitir mirar hacia atrás.
Todos tenemos una primavera,
que no deja vestir de sombra nuestra soledad,
si respiras el aire profundo
si tomas el agua del manantial
encontrarás la verdad sin mentiras
una transparencia con alma desnuda
un regocijo de paz dormido en las nubes
que desvanece como un suspiro
que sólo calla para admirar…
Todos tenemos una primavera
sumisa, templada, dócil, profunda…
una mirada que se pierde en una lágrima
siguiendo los astros en el Reino de la Nada,
atrapado en el aroma de un vergel,
una esencia divina que transmite luz
preludio eterno de lírica voz…
el reloj, los vientos, el cristal de los años
volverán a ti figuras doradas
hecho de luna, corazón de Hada…