Aún cansado está allí,
con su silbo cruel e inútil,
parecido a imanes encendidos;
como un pájaro pintado entre las sábanas,
impotente para el vuelo,
pero rojo en el color de su piel.
Pregúntenme ahora qué deseo.
Y diré que solamente la música de mi libertad,
envolviéndome a mí,
que soy lobo en voz baja,
esperando que el que espera caiga sobre mi viejo cadáver
para devorarlo en desafío.
(Dos larvas en los ojos del fuego:
me subyugan las rojas cintas del lobo.
Lo que fue belleza ahora se transforma en nada.)
Amor: tienes tus días contados.
GuillermoO
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