Quiso el día
deslucir su hora
en un mar...
de incontinente espera,
deshaciendo...
el inconcluso nudo
de la aurora,
entre óvalos lacerados
de miseria
y por soñar...
apenas sueño,
un sueño enmarañado
y dulcemente extraño
en el descarnado
y augusto fuego...
herido de nostalgia,
vencidas van...
las voces de mi llanto,
en el lánguido
poema
que te extraña...
¡ Oh tristes
y áridas palomas,
en el invierno
seducido
de la tarde... !,
apenas
te me descuidas
y vences breve...
en el otoño
desnudado
en que te hallas.