Existe una rara forma de sentirse abandonado,
No sólo por ella y todos los calendarios y las cercanas
Horas que tuvimos, poquísimas en realidad, llenando en conjunto
Parte de un día a lo mucho, pero que es lo más alto
Que se pude estar en este mundo y en cualquiera.
Pese a ese abandono ya vivido hasta la náusea, está el
Propio, donde ya no veremos más nuestro rostro
En el espejo sino como cuando se recuerda al suicida: traído a la memoria
Desde lo perdidamente onírico, que poco vale.
Ambos se han ido, ambos me han dejado muy aparte, tú y yo,
Me han perdido tras esta vida que ya no le pertenecen ni a la
Memoria ni a los sueños. Ha alcanzado su forma más triste:
El olvido, la más terrible de las soledades.