Inexistente

Quizá veremos los humos.

Quizá veremos los humos
fundiéndose con el cielo
donde hay una factoría de esperas
entre las dunas de hielo.
Cuando nadie espera ya nada
porque nada osaría en llegar
(nadie es el nombre de nadie).
Hasta la mentira de siempre es de nadie,
hace lista de la mano de la conciencia
ambas con el mismo perfil,
-¿acaso siendo gemelas?-
cuando una verdad toma asiento
para esperar su revés
provisto de iracundo desaliento.