Juan Arenas Barrero

EL ARBOL

 

Primitivo, nativo, arbusto de clase no privilegiada,

luchó por crecer, proveyéndose de vitalidad

para subsistir con los nutrientes que a su mano tuvo,

amoldó su raíz, para buscar los nutrientes que su hábitat le permitió,

 

su raíz buscó y buscó la fuente de nutrición,

en ocasiones acertada en ocasiones equivocada,

su tronco tal vez no fué el mejor,

más con su cometido cumplió,

 

tal vez su apariencia en si no es la más destacada,

pero ahí está, ahí estuvo y así se formó,

sus ramas y follajes soportó,

así como a los inquietos vecinos que en él se debieron posar,

 

cumplió con los ciclos que la vida le ordenó,

soportó los tiempos difíciles de sequía y de austeridad,

como también sobrevivió a las temporadas de lucimiento

que la primavera de la vida le brindó,

 

orientó y dejó crecer sus ramas,

su follaje, sus ramificaciones preparó

para mostrar su silvestre belleza con que la naturaleza le dotó,

considerando lo que el destino y sus capacidades le permitió,

 

dentro de su entender buscó siempre hacerlo bien,

aunque a los ojos y entender de muchos y los suyos propios, no fue,

porque jamás podrá ser un roble, ni un ciprés,

ni un abedul o un cedro, no eso no es…………………..

 

simplemente  un árbol fue y será hasta el último día que de pie esté,

que fruto dió, y a los suyos cobijó, con su propio estilo,

a su particular modo de ver y entender,

que si chueco creció,

 

siguiendo el viejo refrán que reza así, 

“árbol que torcido crece nunca sus ramas enderezará”,

mas ésa deformación, no es síntoma de que el árbol esté mal,

porque viéndolo desde otro punto de vista,  éste incipiente árbol,

 

puede tener una belleza arquitectónica,

con tal vez una determinada ubicación que se le permitió,

para sostenerse en pié y dar lugar a sus frutos crecer,

aprovechó que  su orientación le permitió

 

dar el apoyo a otros,

que en el reposaron para su misión cumplir,

nada de eso podemos saber,

más sin embargo sé que así fue,

 

¡ árbol primitivo, nativo que un día nació ¡

 

Juan M. Arenas Barrero