luisa leston celorio

PREDICAR CON EL EJEMPLO

 

-¡Oh dios Santo, pero que hora es!

Tomás mira el reloj mientras refriega los ojos, apenas puede abrirlos pues le pesan como si tuviese un ladrillo sobre cada uno.

-¿Las doce? ¡No puede ser!

Sin percatarse de que estaba desnudo corrió las cortinas de la ventana para dejar penetrar el sol que percibía a través de ellas.  

Las carcajadas de los niños que están correteando por el jardín no se hicieron esperar. Apuntaban con el dedo hacia él con cara de extrañeza a la ver que de burla.

¿Pero qué hacen aquí estos carajillos? -exclamó perturbado mientras trata de cubrirse con lo que tiene más cerca, y en ese caso son las cortinas-

Decide coger el pantalón, que está sobre el butacón, pero está alejado de la ventana y  al avanzar se enredó en la cortina y ésta a la vez  arrancó la barra que la sostiene.  A consecuencia s se cae al suelo llevando doble golpe.  La barra le abrió una buena brecha en la cabeza y al darse de bruces en el suelo golpeó las rodillas que se resienten quedando muy coloradas, lo más doloroso para él es que su ego está aún más mal trecho.   

El estruendo hizo salir a Yudi  de sus pensamientos. Desde bien temprano está metida en faena a la vez que renegando de la poca ayuda que tiene de su marido.

-¿Qué te ha sucedido? - exclamo extrañada al verlo en el suelo de aquellas trazas tan poco digna.

-¡No ves que me he caído? ¿Precisas más explicaciones?

-¡No hombre no!  ¡Qué voy a necesitar! Jajajaja,  Pero dime: ¿qué haces con el trasero al aire y  con las cortinas por el suelo?

- ¿Qué pasa, cada cual no puede levantarse de la cama cómo quiere?

Yudi trata de ayudarle a incorporase sin dejar de preguntarse las razones para que su marido  esté de esas fachas en el suelo y porque las cortinas están esparcidas por la alcoba.

Una vez recompuesto de aquella situación Tomás se deja curar por su esposa a la vez que le cuenta que el griterío de los críos y la claridad le despertó, pensando que era día de faena trato de incorporarse rápido, pero le extrañaba que los críos estuviesen por el jardín a esas horas, así que se dispuso a asegurarse de que no eran los niños y no se dio cuenta de que estaba desnudo, los críos ya se sabe, lo demás ya los puedes suponer.

-Claro que lo supongo, más aun claro que bien sé lo que pasó, y ocurrió lo que un día tenía que ocurrir.

-¡Ah sí listilla! Pues ya me contarás sabelotodo.

-Cuando colocaste la barra para las cortinas te he dicho que no quedaban seguras, que tenías que fijarlas mejor. ¿Recuerdas lo que me has contestado y cuánto tiempo hace de ello?

-Ya tardabas en echármelo en cara.

-¿En cara? No, yo no te estoy echando nada en cara, tú te lo has echado en la cabeza. Primero, ayer te he dicho que sería bueno que me ayudases con los niños para terminar primero en hacer las maletas. Me has prometido levantarte temprano pero ya ves, si no es por el alboroto
de ellos sigues durmiendo a pierna suelta. Segundo,  te avisé varias veces de que era peligroso tener la barra de la cortina en ese estado. Tercero, cuando me levanté me dijiste que te ibas a duchar  luego que bajabas a ayudarme. Sentí el ruido de la ducha, pero al ver que no salías de ella entré a ver lo que ocurría y vi que estabas desnudo y dormido sobre la cama. Te llamé y me dijiste, ah sí, me quedé dormido, voy ahora.  Ósea, que abriste el grifo y te tumbaste, ¿Por qué?

-Salía el agua mu fría, así que decidí dejar un rato el grifo abierto mientras llegaba caliente.

-Claro, y yo tuve que cerrarlo y cubrirte para que no cogieses frio. ¡Buenas ayuda tengo yo contigo. Pues ahora lo mejor es que te vayas al doctor porque esa brecha que tienes en la cabeza es posible que necesite de puntos.

En estas historias está la pareja cuando El pequeño Arturo  y sus hermanos entran en  casa. Están temerosos de que su padre les regañe por reírse de su desnudez, pero al ver a su padre magullado se quedan  sorprendidos, muy serios.

-Hala niños les dice sus madre, podéis deshacer las maletas pues el viaje se ha cancelado.

-¿Por qué?- exclaman los tres a una.

-¿No veis a vuestro padre averiado? Así no puede viajar. No puede ir de pesca ya que el agua estará muy fría,  tampoco podrá arreglar las averías de la  casa de los abuelos. ¿No veis que no le quedan fuerzas para clavar unos buenos clavos en la pared?  No es bueno hacer chapuzas y que luego vuestros abuelos tengas consecuencias nada deseables.

-¿Encima cachondeos Yudi?

-No querido, no es cachondeo, cachondeo es el que han hecho de tus partes tus hijos. Quizás porque esperaban que su papi tuviese un despertar menos espectacular…  Cachondeo es el que vas a recibir de tus amigos cuando les digas porque no te has ido de vacaciones… Cachondeo querido es que todo un hombretón se vea en estas trazas por no ser responsable. Ahora dales lecciones a tus hijos de que hay que hacer las cosas bien y que han de ser comprometidos con las faenas del hogar…  

 

Luisa Lestón Celorio

Asturias-España