Casta

Que me mires y me salves.

Que me mires y me salves,
que no vuelvan nunca las hormigas a corrernos por las dudas,
a distraernos el tacto, las cosquillas,
que mientras seamos no vuelvan los bares a tocarnos sin compañía entre sus barras,
ni a apestarnos de soledad en sus baños de mirada enferma,
ni a rompernos ni a oscurecernos los parpados sin un buen motivo (Y hablo de tu daño como el mejor motivo para recordar que las espinas de hoy harán parte de mis futuras curas),
luego, que si nos sobra tacto lo llevamos a la cama, nos volvemos algún libro, 
y cuando nos quedemos tirados en la cama haciendo el amor después del sexo, hablemos de Messi y de tu pelo, y de la magia que encontraste por la mañana volviendo de tus paseos por el centro,
Y entonces, que si se nos aflojan los dientes sea por las ansias, por los frenos, por ir sin frenos.
que no nos vendamos carceles pero que pasees por mi libertad cada que puedas, y por mis dedos,
que aunque nos sople viento en contra alcemos las velas, mostremos los ojos, que nos sepa verdad con todo y los miedos, con los días raros,
que si oscurece no olvidemos nuestras sombras, las promesas hechas con los ojos, las palabras temblando, tu abrazo de hogar,
y que podamos andar con alas y raíces y podamos ir al amor como quien va al mar.