El hierro me cayó encima en la tormenta,
fue un error.
La araña de ocho huesos encontró mi guarida
y me robó, otro error.
El cruce, el stop, los coches, todo estaba
en su lugar, me atropellaron, por error.
Mi padre, antes mi abuelo, todos herreros
y yo salí panadero, porque amaso no golpeo,
porque horneo al punto y no dejo la fragua
al rojo vivo, porque ya no lucho, estoy tierno
como la miga que limpia el plato y que si se
rompe será por error y no por esfuerzo.