Abre tu alas,
cúbreme con ellas,
protégeme de este sol cegador,
dame tu calor de espíritu puro.
Llévame al cielo fuertemente abrazada
aunque sienta un vértigo pétreo
y una vez allí
hazme tocar las estrellas
para que algo quede de ellas
en mis tristes ojos de gata.
Yo sueño polvo de estrellas...