Quiero con mis sueños forjar un mundo de ilusión,
Quiero con mis versos adornar el corazón amado,
Poner a sus pies como fiel vasallo, mi corazón,
Rendirle tributo a su belleza y a su amor idolatrado.
Es su andar, cadencioso, paso a paso, cautivante,
Sus ojos, su mirar, su brillo, son destellos de luz,
Son estrellas que el creador puso en su rostro deslumbrante;
Sus labios, rosas encarnadas, son mi cruz.
Su cuerpo subyugante trastorna mis sentidos,
Sus manos, sus caricias, sus brazos… son dogal,
Su corazón palpitante, su pecho de amor henchido,
Su blondo pelo lo luce, es digno de un madrigal.
Sus piernas son de artífice, son obra de un escultor,
Son columnas que sostienen majestuosas a su templo
Donde de amor ennoblece a la mujer, El Creador,
Donde origen tiene la vida, esta, que yo contemplo.
Que hermoso es soñar así, cuando soñando se ama
A una mujer así, de angelicales ojos,
De cuerpo escultural y porte que engalana,
Se aleja mi tristeza, se esparcen mis enojos.
Le brindo pleitesía a esa maravilla,
Rindo gloria a Dios por su creación,
Mi espíritu se ennoblece si su obra brilla,
Y el hablar así de ella, es una oración.
Ignacio Espínola carrillo