Si yo escuchara en tu voz la palabra exacta que
En mí
Todo lo reconoce;
Si alcanzara con mis manos
(Casi siempre enredadas en algún disparate)
A treparte el síncope o a vencer tus desbordes.
Si todo cuanto vuela, se hunde o repta se reiterase míticamente en tu música entrañable.
Si embebiéramos el pan de los días en aquellas promesas que nos hicimos
Cuando ancianos, destapando la olla hervida de las reminiscencias.
Me abundarías de aforismos nuevos/ y yerba usada/ y amores vencidos
Cuando detrás de una pisada
Viéramos que el pie siempre quiso llegar a otra parte.
¡Oh, si pudiésemos hablar las lenguas llagadas del paraíso previo a las memorias!
Pero esta absurda nieve me arrebata de mi cuerpo y me deja,
Truhán y caliente, contra ese espacio
Aún más vacío que ocuparemos
-Hombro sobre hombre,
Mano sobre pecho-
En las fosas comunes de la historia.