Me pongo a pensar pensando
que pienso lo que no debo
porque jamás serás mía
ni nunca tendré tus besos.
Pienso que debo estar loco
para dormir tan inquieto
soñando con ese amor
tan lejano, tan incierto,
que mejor le digo adiós
a este imaginario sueño.
Ay amor, amor soñado,
de ti olvidarme yo quiero!
Hasta este tiempo he vivido
sin inquietud ni desvelos,
así yo quiero seguir
antes de ponerme enfermo,
tu no mereces que llore
lágrimas de desconsuelo
y que convierta mi vida
en nubarrones muy negros
porque no vale la pena
que de ti este prisionero.
Ay amor, amor con llanto
te sacaré de mi pecho!
Invades mi corazón
como un ladrón en acecho
y no puedo ni dormir
con tu perenne recuerdo,
te convertiste en mi sombra
como tenaz carcelero,
pero debo de luchar
para no terminar muerto,
porque esa tu indiferencia
me llevará al cementerio.
Ay amor, amor amargo,
tengo que enviarte muy lejos!
Del corazón sacaré
este amargo sentimiento;
porque lo voy a sacar
como se saca un veneno
que va de a poco matando
alma, corazón y cuerpo,
y cuando este desterrado
yo voy a ser hombre nuevo,
y sin penas ni reproches
pensaré que fue un mal sueño
que se introdujo en mi vida
como vendaval de invierno.
Ay amor, amor ingrato,
te irás como se va el viento!
Autor: Aníbal Rodríguez.