Despojados de vestuario.
Yacemos en el cuarto solitario
donde no hay más sonido que tu voz
donde ya no se da cupo al adiós
y estamos despojados de vestuario.
Donde solo habitan cama y armario
y hemos llegado de intrusos los dos.
Donde ambos sedientos vamos en pos
de ver la inocencia en rojo sudario.
Y ahí en esa desconcertante tierra
donde la razón no tiene sentido
y todo el pudor se vuelca al olvido
Libraran los cuerpos reñida guerra
y en las agitadas bocas se encierra
del compartido placer el quejido.