LEÓN ENJAULADO
Autor : Eduardo Carreño L.
Con los dientes apretados, escondes la rabia contenida,
como si esta fuese partícipe de la bóveda de un banco,
sin embargo, nada te atreves a decir, por no dañar,
te sientes un león enjaulado, imposibilitado de abrir sus fauces
y que ganas tienes de gritárselos a todos…
Ahogas esas salobres gotas trancadas en la garganta,
como si cobraran un alto peaje para salir a terreno
y marcas precedentes en un triste capítulo silente,
donde la decepción te abraza, solitaria y en huelga.
Libre, mira a las alturas, a los confines del cielo,
no sigas conteniendo dolores que oscurecen el alma,
se cauto y di todo lo que piensas, sin miedos,
pues marcarás pautas hacia un nuevo ser interno.
Libre, pasea por las selvas y exhala el sentir
y grita con fuerzas, pues eso deseas con ansias expulsar,
tranquilamente como el sabio que con solo observar dice mucho
y alcanza cúspides con su inmutable y radiante mirada.
El león enjaulado ,déjalo atrás y disfruta…