Se baja del cielo una silueta,
un poco tersa,
un poco anguila al tacto;
se engarza en el corazón.
Revienta de ganas,
Pero las ganas te las llevaste;
las arrancaste,
desde aquel día sobrio, constante,
que le dijiste adiós a mi piel.
Yo sin embargo;
sigo esperando,
tu tacto,
así sea
un simple reflejo,
de ese mismo cielo
y su silueta,
espectro de tu piel
que se engarza en mi corazón.
poema escrito original clata