Si pudiera platicarte
y realmente me escucharas,
te diría que ya no tengo miedo,
se me acabo,
se me perdió en alguna esquina,
se me salió de los bolsillos
y cuando me di cuenta
ya estaba en una pila de basura
junto a la necesidad de aprobación
y hambre de cariño.
Si me vieras a los ojos,
no te podrías detener,
entrarías en ese profundo laberinto
y te quedarías ahí para siempre.
Si realmente me sintieras,
verías las heridas de mi alma
y las cicatrices
que mataron a la mujer de hace mil años,
para que naciera el ser humano
transformado en viento y fuego
que con sus manos
ha tejido todo el amor,
el más sincero amor
que jamás hayas imaginado.
Si me escucharas,
detendrías tu marcha
para deleitarte con la melodía
única y maravillosa de mi alma,
que enamorada de la vida,
te ofrece un concierto infinito
para bailar la danza de los dioses
y edificar todos los mundos disponibles
y saciar todas sus posibilidades.