Después de tantos días de silencio,
confieso que no supero el adiós.
Tu nombre... presagio de despedida,
que el transcurrir de la cotidianidad
no aminora, ni calma el vacío
que se instala, en mi desvelado sueño.
Es como si siempre hubieras estado allí
y yo necesitara del calor de tu presencia.
Dijimos adiós queriendo quedarnos...
por miedo a la opinión ajena?
Hoy, la brecha en el espíritu
sigue reclamando cerrarse,
la cicatriz abierta,
lentamente, toma su tiempo.
Con Venus y Saturno esta noche,
esperando vernos juntos
para danzar al ritmo de la seducción,
en el prometido cielo despejado.
Resistencia inútil que nos vencerá
porque el sentir quedó en la cúspide
y ambos sabemos que este encuentro
no culminó en la razón de su nacimiento.
Es obsesión o adicción
a tu esencia?
El alivio llegará
cuando menos lo espere.