Para tí
tengo un ratoncito blanco en mi bolsillo izquierdo
guardado entre mis abrazos;
tengo también la brisa
cuando envuelve con finura de niño
aquellas palabras que temblaron en la nieve.
Tengo también un firmamento.
Un color de rosas me recuerda los pájaros
cuando escriben sus cartas a las nubes.
Y las nubes que como porcelanas blancas me dicen sus secretos.
Por tí
la proa de un barco gira nupcialmente
cuando ocurren las auroras
y despiertan.
Háblame con esa ternura adueñada a las voces de los árboles.
Cuéntame cómo las risas y sus ecos
se amontonan en tus ojos.
No importa que la llovizna cubra algunas palabras.
Todo se dirá después.
Pero te ruego,
con el infinito sosiego de la música,
que no te olvides nunca de quererme.
GuillermoO
Direc.NAc.del Derecho de autor