“Fue el cuerpo solamente/ lo que siempre desnudamos,/no el alma, no la mente/ y ya ves… nos equivocamos”.
Ya caminamos juntos un sendero de ilusión,
el camino donde sólo por tanto amar se llora;
hay que cambiarle la letra a nuestra canción,
la ruta de la tristeza nos toca caminar ahora.
Hoy estoy aquí por razones muy diferentes,
no vine a hacer el amor, así que no insistas;
pongamos en blanco ahora nuestras mentes
y anda, recoge tu ropa… quiero que te vistas.
Vístete... que esperarte con calma puedo yo,
está la paciencia entre las cosas que me traje;
mucho cuidado, si me hablas de amor y yo no,
entonces ya no hablaremos el mismo lenguaje.
Tantas veces conversamos abrazados, unidos
y desnudos nos besábamos hasta por instinto;
probemos por hoy conversar los dos vestidos,
a ver si así obtenemos algún resultado distinto.
Vístete… olvida mejor que tuvimos cierto nexo
y no hablemos de culpas y tampoco de castigos.
¿Para qué estar desnudos si ya no habrá sexo?
Vamos a mirarnos como se miran los amigos.
El estar juntos piel con piel nos era suficiente
y creímos en un final de novelas para nosotros;
ya ves… que no seríamos felices decía la gente,
es muy duro admitirlo y darle la razón a otros.
Vístete… no es a verte desnuda que he venido.
Nos ha faltado madurez, tenemos el mismo error.
Que nos pase el tiempo y cuando llegue el olvido,
tal vez ya ni recordemos que hicimos el amor.
Vine a eso… a aprender a verte de otra manera,
a no sufrir por alejarme… a nunca extrañarte…
que me equivoqué al creer que esto la vida era
y claro… que también me equivoqué al amarte.
Vístete… esto no tiene arreglo ni vuelta atrás,
cuando diga que no te amo, deberás creerme.
Ponte la ropa y deja que me marche en paz,
que no será desnuda, como vas a retenerme.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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