Vida,
te lo diré de nuevo para que no lo olvides:
eres una traicionera.
No te odio, no,
pero detesto lo que eres dentro de estas horas inmundas de juventud tuerta.
Ya huele a otoño,
piso descalza las hojas caídas.
¿Qué hay de diferencia entre el rico y el pobre,
si ambos nacieron de madre y descansarán en la tierra?
Llorar o no llorar.
Reír o no reír.
¿Qué más da?
Seguimos viviendo para morir y muriendo para que otros vivan.
Las respiraciones se han vuelto monótonas,
los colores ténues e invisibles.
El invierno es solo un pretexto para pedir un abrazo.
Palabras,
es lo único que escribo,
no hay mágia en mis adolescentes pensamientos.
Eh olvidado el sabor inmenso de la lluvia espiritual.
Vida: Me dueles
los años me caen como espadas,
tu nombre resuena como un grito.
\"Quiero un abrazo\"
es mi último deseo en los siguientes segundos.
Se han empañado mis lentes,
no lo soporto,
mi debilidad crece cuando quiero ser fuerte.
Vida: solo eso.
Todas existencias mutuas son iguales,
sufrimos en mayor o menor cantidad,
dormimos tratando de soñar.
Los sueños no existen.
El amor no existe,
entonces,
¿por qué me perturbas?
se enrojecen mis obscuros ojos...
¡no lo soporto!
Vida: No me dejes, ¡¡¡Ayudame!!!
le temo a mi oscuridad y tu siempre me llenas de noche y ocultas la luna y las estrellas en el inmenso universo, le temo a la vida.
Vida: Eres una traicionera.