Alejandro

Epístola para nadie (para muchos)

Y la indiferencia sutil de mi pluma,

como queriendo no verte...

pero apareces,

y siempre estás con tus errantes palabras,

frías, sólidas, áridas, inertes...


Y yo, como si las verdades me mintieran

o las mentiras se agacharan,

te veo pasar de largo,

dejando tu huella flaca,

flácida, maloliente...


No tengo espejo para una sonrisa malsana,

ni plato para alimentar la ironía...

no me da la gana, ni la cortesía,

mejor déjese sus fatuas palabras

y su imán de zalamería,

total, ¿que va a decir si me orino

en mis letras o en mis orillas?