El amor para la mente,
y su espíritu para el hambre,
hambre de amor.
La tarde hacia su noche.
Anochece la tarde
que no duerme.
El poeta y una vela.
La vela de un poema
que tiembla.
Guapa se peina la niña,
esa niña tan guapa
que se mira.
Un nene sin destete
que huéle a su madre,
y la madre
que huéle a su nene.
El amor, la tarde, la noche,
el poeta y una vela,
la niña y el nene,
la madre.
A lo mejor
tenía que haber escrito,
veo a Cristo,
al que siempre
le gustaron estos versos.